Una verdadera maravilla. La verdad es que no miré gran cosa antes de ir, y tampoco me esperaba gran cosa. Lo único que sabía acerca de la ciudad es que era Holandesa y que se permitía la mariguana en los coffe shops, lo cual no era mucho.
Al llegar, mi sorpresa fue, que todo o casi todo el mundo hablaba inglés y aparte, mucha gente también hablaba español.
Lo que a primera vista no me gusto fue el transporte público, que me pareció escaso, eso cuando no sabia que lo mejor de Amsterdam es que estos medios son prescindibles, ya que puedes llegar a cualquier parte de la ciudad en bici (NOTA: las bicis tienen preferencia de paso, incluso ante los peatones!) y si tienes tiempo incluso andando. Lo mejor son los paseos junto a los numerosos canales que hay por la ciudad.
Y por supuesto, si vas a Amsterdam, no te puedes perder los mercadillos, de día, y el barrio Rojo, de noche.
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