Después de desayunar, nos fuimos hacia la capital, nuestra ultima parada antes de abandonar Nepal. Khatmandú es una ciudad hermosa, con mucha vida en sus calles y también vieja y sucia. La mayoría de sus casas y edificios están practicamente en ruinas y por sus calles inundan una intensa mezcla de olores, desde el agradable aroma de incienso hasta el intenso olor a pescado podrido y basura. Está todo lleno de basura y polvo, por lo que es recomendable ir con una mascarilla y no hay una sola calle o rincón donde no se vea una perro callejero (o si no son callejeros, al menos lo parecen).











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