Una vez aterrizado en Pukhet, cogimos un ferry con dirección a las islas ko Phi Phi
En la cubierta del ferry, con el viento acariciándome me sentía libre y a la vez algo me apenaba.
Al principio al llegar a Tailandia sentía desilusión, porque no era como me lo imaginaba (en realidad tampoco me lo imaginaba de ninguna manera) el caso era que no estaba él, porque mi interés y mis ganas de venir a este país despertaron gracias al Thai, me veía con él en las playas, por las calles, en los atardeceres y el los amaneceres,... Y de allí la desilusión.
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